miércoles, 17 de abril de 2013

Yo cambio...


Vivimos en un mundo de demasiada competencia laboral y esto muchas veces provoca que perdamos la perspectiva de las cosas realmente importantes. No menosprecio que todos luchamos por reconocimiento profesional, pero tampoco defiendo el exceso de envidias, de “serrucha pisos” y de egos. Acá algunas reflexiones:

  • Cambio un Si señor, por un Si mi amor, un Si con gusto, un Si Pura vida.
  • Cambio el espacio de parqueo VIP por un espacio en la vida de muchos como yo
  • Cambio el miedo por el aprecio
  • Cambio el tener siempre la razón, por las charlas enriquecedoras del equipo
  • Cambio la agenda llena de reuniones por mil reuniones con gente sin agenda
  • Cambio el poder sobre los demás, por el poder de impactar
  • Cambio un “es así y punto”, por un “confío en vos”
  • Cambio la soledad del lujo en un auto del año, por el bus lleno de amigos, camino a la playa
  • Cambio el interés de mil conocidos, por el amor de una sola persona
  • Cambio la corbata incómoda por las tenis creativas
  • Cambio todo lo que me creo, por un poquito de lo que soy
  • Cambio la bravura del regaño, por la motivación de la corrección
  • Cambio depender del dinero, por depender de mi felicidad
  • En fin, cambio todos mis aciertos, mis reconocimientos y mis triunfos por aprender cada día más de mis errores, de mis fracasos y mi humana forma de ser.


Iniciamos el proceso degenerativo cuando creemos que tenemos la verdad en nuestras manos, cuando no impulsamos a los que son mejores que nosotros y cuando no compartimos la experiencia que tenemos.

Como dice Ernest Hemingway “El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad.”