jueves, 22 de marzo de 2012

Entre el amor y un premio...


Sé que es difícil tocar a los “trapitos de dominguear” del país pero no puedo quedarme sin opinar acerca de este famosos premio “Claudia Poll”. Primero que nada, comparto las palabras de Doña Pilar y la verdad es que “La ley es la ley” y debe cumplirse. También acepto que cualquier deportista que es campeón del mundo, aunque sea en bolinchas, merece respeto y admiración.

Habiendo dejado claro esto, quiero expresar mi disconformidad con la manera en que Hanna Gabriels ha manejado todo este tema, especialmente cuando se deja ver como una “mártir” del estado costarricense o algo parecido por no darle más de 100 millones que ni ella tenía presupuestados.

Entiendo que de “amor no vive el hombre” pero acaso, ¿alguien la amenazó con escoger lo que quería para su vida?... No es culpa de nadie que se haya tomado el riesgo de no terminar sus estudios o de renunciar al “sportbook” donde trabajaba para ser boxeadora.

Los deportistas saben en que se meten cuando escogen esta profesión, igual los músicos, escultores, etc… ¿Existe un premio “Jiménez Deredia” para todos aquellos que nos enaltecen en las artes plásticas?, ¿Tenemos algún premio “Daniela Navarro” para pianistas? ¿Qué hacen los deportistas más que los artistas para que ellos si tengan premio?

No digo que sea justo, solo es una realidad que no podemos obviar y mucho menos ahora decir que “pobrecita” Hanna porque es una boxeadora. Acaso alguien dijo alguna vez “pobrecito” Franking Chang por la quemada de pestañas para ser astronauta, o pobrecito Walter Flores que casi no pudo dormir para arreglar y componer las canciones que lo hicieron ganador de varios Grammy ¿Y el premio de 156 millones para ellos?

Nery Brenes en una entrevista declaró lo siguiente: “No lo voy a pelear. A veces me da pena que se hablen de tantos millones (¢156 millones) y hay personas que no tienen ni ¢156 mil al mes para vivir. Cuando corrí en Estambul no pensaba en el dinero, lo hice solo pensando en representar a mi país.”

Cada persona hace de su vida un taxi y monta a quién le da la gana. Con esta premisa yo creo que yo deseara que mis impuestos, mi plata, mi sudor no se lo den a alguien que escogió. Yo quiero que le den mis 156 millones a quiénes no pueden escoger: A las madres violadas, a la gente enferma, a los niños abandonados, a los tiburones “aleteados”, al chirripó, a los ancianos desechados, a los que luchan por la igualdad…

El deporte se debe fomentar y ayudar, pero no de esta manera que más bien crea rencillas y desviamos el verdadero espíritu competitivo. Con esos 156 millones no nos alcanza para gimnasios, implementos deportivos, etc?? Por qué no los gastamos así?. Si seguimos así nos va a pasar como los doctores que muchos ahora solo operan para ver cuánto ganan y no para ver a cuantos salvan.

La bendición de trabajar en lo que amo es que no necesito de “extras” para seguir motivado en ser el mejor. Mi vida, mi motivación, mi desempeño no está entre el amor y un premio…

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