jueves, 15 de marzo de 2012

Ni trovador, ni baladista...


Ricardo Arjona viene a Costa Rica y es curioso como en mi “wall” de facebook tengo por estadística un 50% de personas que lo quieren muerto y otro 50% que lo idolatran.

Me enseñaron a decir las cosas buenas primero: A mi gusto Ricardo Arjona tiene sus buenas “rolas”. Los inicios eran prometedores, tenía su peculiar crítica social y sus baladas estaban llenas de letras y situaciones llamativas, algunas oscuras y otras jocosas. Un álbum como “Historias” nunca más lo igualará pero inclusive podría rescatar “Si el norte fuera el sur” e inclusive “Sin daños a terceros”.

Pero luego, a gusto personal, creo que se creyó demasiado bueno. Empezó a hacer canciones a petición, a creer que cada oración en la que comparaba algo común (algunas veces idiota) con cualquier sentimiento era una metáfora profunda y ahí comenzó a ganarse el odio de todos.

Arjona no defiende una causa pero se enoja con Juanes por hacer un concierto en una Cuba que cree que es de él (cómo si cuba no tuviera Pablos, Silvios, etc…). Habla y musicaliza el amor como el arte máximo, pero es un agresor.

No exageremos, los artistas no son perfectos, pero ni Sabina, ni Calamaro, ni Filio, ni Ceratti, ni Fito andan con un discurso de amor y perfección como el de Arjona.

Para mi Latinoamérica tiene un par de señores baladistas que son Franco de Vita y Ricardo Montaner, inclusive nuevas generaciones como Mario Domm (de Camila), Benny Ibarra, Kany García y Tirzah Joy Huerta (de Jesse & Joy) son a mi gusto mejores baladistas porque hablan de ese amor que duele y respira en cada relación sin adornos, así como es el amor: simple.

Arjona pudo ser un grande pero se quedó en la comodidad de una parte de su público que en algunas ocasiones se cerró a no darse cuenta de que hay: mejores letras, mejores baladas, mejores poemas y mucho mejores artistas.

El mundo está hecho por los gustos de las personas y como dije, en mi computadora hay unas cuantas canciones de Arjona, pero yo (repito a título personal): dejé de gustar de su música, me empalagan sus letras forzadas, sus melodías son sencillas, su ego demasiado argentino (sin serlo) y su aporte a mi vida es NULO.

Extraño cuando…

-Añoraba una relación con alguna señora de cuatro décadas…

-Quise conducir un taxi por reforma…

-Jesús era verbo y no sustantivo…

-Ella era de La Habana y el de Nueva York…

-Confundía amor con compañía…

-Realmente no estaba solo….

-Sobre todo… cuando “ella” vivía en mi inconsciente…

Una vez escuché que Maná es un grupo de 4 Arjonas… pero ese es tema para otro Blog.

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