miércoles, 28 de marzo de 2012

McDonald’s… una historia Padre-Hijo.


El tema de las marcas y el amor que uno desarrolla por ellas es demasiado interesante de estudiar, pero en algunos casos va más allá de un excelente trabajo de comunicación y mercadeo. Este es el caso de McDonald’s en mi vida.

Mis amigos cercanos saben de mi gran cariño por la marca, mi alta frecuencia de visita y sobre todo mi todavía extrema emoción de cuando alguien, que no sea yo, sugiere que sea nuestro lugar de encuentro o reunión. Lo que tal vez muchos hasta ahora sabrán es por qué es así…

Como todo niño en los 80’s McDonald’s era el lugar por excelencia para negociar premios por buen comportamiento y buenas notas, así que podrán entender que cuando en 1989 mis padres me comunican que nos trasladaremos a vivir a Liberia, una parte de mi sufrió ya que allá no había como negociar premios.

Durante 1990 mi papá estaba “emperrado” en que yo aprendiera las bases de guitarra porque creo que él nunca pudo aprender y durante todo ese año, cada viernes, religiosamente mi mamá me “montaba” en un Pulmitan (quién nunca tomó un bus Pulmitan?) a las 4:00 pm y mi papá me esperaba en la terminal de San José a las ocho de la noche puntualmente.

Y ahí comenzaba mi anuncio hecho vida… bajaba del bus, con esa alegría de niño cuando ve a su papá, abrazo incluido y caminábamos desde esa zona (que hoy es intransitable a pie por la inseguridad) hasta el McDonald’s de la Gloria.

Nunca olvidaré ese casi kilómetro en el que a esa hora uno respiraba San José de viernes: gente que iba a jugar Bingo ahí por el San Juan de Dios, el sonido de las tiendas cerrando y se sentía un olor a perfume porque como decía mi papá: “Era viernes de moda”.

Los que me conocen saben que cada viernes pude plantearle a mi papá una pregunta diferente de la vida y muchas de esas dudas fueron evacuadas en una mesa roja entre 8:30 y 9:00 de la noche (porque creo que a esa hora cerraban "Mc" en esos tiempos). Saber de mis antepasados, conocer el trabajo de mi papá, historia de Costa Rica, viajes y aventuras fueron los temas que cada viernes mi papá compartía conmigo en una mesa de este restaurante de la “M” gigante.

Los sábados eran las famosas clases. La Academia estaba ubicada a un costado del Banco Crédito Agrícola de San José, de hecho en frente de una soda famosa por sus lápices de carne “mechada”, mano de piedra y lengua…

Efectivamente, algunas veces, luego de una paciencia de santo de mi papá en la que se sentaba a escuchar intentos de acordes por una hora, pasábamos a la Plaza de la Cultura aunque fuera por unas papitas… otra charla…. otro rato imborrable…

El viaje era demasiado cansado y obviamente mi juventud me hizo desertar de las clases. En 1995 mi padre murió… La vida es muy injusta y la memoria demasiado débil. Con el paso de cada día siento que algo se me borra, su voz, su piel, su olor… Lo que nunca olvido, son mis charlas en McDonald’s y espero que nunca se me olviden ya que para mí es de lo poco que me queda de mi papá.

Hoy en día, cada vez que estoy triste, cada vez que pasa algo malo, cada vez que muere alguien cercano y cada vez que quiero retomar impulso en la vida yo solo pienso en un lugar. Así que si ustedes creen que me hace mal comer tanto y gastar plata, no se preocupen, porque para mí un viaje al pasado a volver a hablar con mi papá por 3.000 colones es una GANGA!!



1 comentario:

  1. Edson, muy buena la nota y el blog, en lo personal la marca a mi no me la hace pero me parece muy cool lo que significa para vos más alla del 'Me encanta'

    p.s: El anuncio esta genial...

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