Dice Fito que “nadie debe vivir
sin amor” y yo lo apoyo.
Sin ser psicólogo ni asesor de
parejas, creo que a veces somos un poco “cuadrados” cuando de amor se trata.
Estamos llenos de protocolos invisibles, de prejuicios y sobre todo de paradigmas
que al final, nadie sabe donde nacieron.
Dios es amor y como nadie
entiende a Dios, nadie tampoco puede jactarse de entender el amor. No hay
tiempos para estar enamorado, para desenamorarse, para descansar, para la
soledad, para una nueva pareja, para querer intentar, para no querer más, para
decidir, para llorar y para reir….
Estoy claro que el camino fácil
para llegar a donde uno quiere, es saber bien claro a donde “NO” quiero ir.
También he aprendido que hay que ser “flexibles” ante la vida y dejar de ser
intransigentes con ideas y cosas que al final solo alejan opciones de ser
feliz.
Lo que más agradezco de la vida
es que me haya puesto siempre a personas sabias al lado. Una vez escuché decir
que más que ser buena pareja, hay que ser un buena ex pareja y “dejar vivir en
paz”… en otra ocasión, el novio de una amiga “rajaba” de ser buen novio porque
llamaba, visitaba, le decía “te quiero” y la acompañaba, a lo que mi amiga
dijo: “no mi amor, eso lo hace cualquier novio del mundo… cuando hagas algo de
verdad especial te lo reconoceré”.
La felicidad es lo principal en
este negocio de vivir. En ocasiones uno se deja succionar por esa “arena
movediza” que se llama éxito y dejamos de lado las conversaciones triviales,
los besos de mejilla, las tardes de cine, las “manos sudadas”, los nervios, la
lluvia y las canciones de amor.
Y no puedo dejar de lado algo que
es lo principal: DIOS. Amor sin Dios no existe. Y es que cuando hablo de amor
no es solo del de pareja, es el de familia, el de amigos, el de compañeros…
El mundo nos enseña a callar lo
que sentimos porque es de débiles evidenciar lo que sentimos, pero al final de
la vida, nada debe doler más que arrepentirse de no haber dicho un “te quiero”
por miedo a evidenciar algo que es real.
Y para cerrar los dejo con un
poema lleno de amor…
Los formales y el frío (Mario
Benedetti)
se dedicara a ellos tan formales
mientras almorzaban por primera vez
ella muy lenta y él no tanto
y hablaban con sospechosa objetividad
de grandes temas en dos volúmenes
su sonrisa, la de ella,
era como un augurio o una fábula
su mirada, la de él, tomaba nota
de cómo eran sus ojos, los de ella,
pero sus palabras, las de él,
no se enteraban de esa dulce encuesta
como siempre o como casi siempre
la política condujo a la cultura
así que por la noche concurrieron al teatro
sin tocarse una uña o un ojal
ni siquiera una hebilla o una manga
y como a la salida hacía bastante frío
y ella no tenía medias
sólo sandalias por las que asomaban
unos dedos muy blancos e indefensos
fue preciso meterse en un boliche
y ya que el mozo demoraba tanto
ellos optaron por la confidencia
extra seca y sin hielo por favor
cuando llegaron a su casa, la de ella,
ya el frío estaba en sus labios ,los de él,
de modo que ella fábula y augurio
le dio refugio y café instantáneos
una hora apenas de biografía y nostalgias
hasta que al fin sobrevino un silencio
como se sabe en estos casos es bravo
decir algo que realmente no sobre
él probó sólo falta que me quede a dormir
y ella probó por qué no te quedas
y él no me lo digas dos veces
y ella bueno por qué no te quedas
de manera que él se quedó en principio
a besar sin usura sus pies fríos, los de ella,
después ella besó sus labios, los de él,
que a esa altura ya no estaban tan fríos
y sucesivamente así
mientras los grandes temas
dormían el sueño que ellos no durmieron.
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